Junio 2005
El actual gobierno ha demostrado especial preocupación por difundir su visión acerca de los derechos humanos, referidos al terrorismo de Estado que tuvo lugar durante la década de los 70.
Es por todos conocida su visión sesgada de aquellos sucesos y no es mi intención utilizar este espacio para aclarar nuevamente los múltiples aspectos de esta historia, habida cuenta de que toda persona pensante en nuestro país sabe, a esta altura, dónde está la verdad .
Lo anterior viene al caso de dos datos de nuestra realidad actual que podrían ayudarnos a comprender el significado profundo y crudo del más infame terrorismo : el que golpea sin piedad sobre los que menos defensas tienen.
Esos datos como ejemplo entre otros, son por un lado el intento de los poderes legislativo y ejecutivo al unísono por imponer a todos los ciudadanos la nueva ley de espionaje de comunicaciones y por otro lado el intento del gobierno bonaerense a través de su oficina recaudatoria de violar cajas de seguridad bancarias particulares.
Esas dos acciones deben encuadrarse bajo el rótulo de terrorismo de Estado fiscal. Ciertamente, un tipo de terrorismo mucho más grave que el de las bombas y los secuestros.
El Estado, al actuar con intencionalidad o por mera incompetencia en la línea de acciones marcada por aquellos dos ejemplos está propiciando un sistema de reglas de juego que va directamente en contra de los más pobres, de los desocupados, de los subocupados, de los marginados y de todos los que aspiran a progresar.
En igual sentido y desde hace largo tiempo, inventos como el impuesto al cheque o las retenciones a las exportaciones entre muchos otros contribuyen cual palos en la rueda a frenar el progreso, en un todo de acuerdo con dichas reglas.
La corporación política que nos gobierna (que es la misma que dirigió el país al menos durante los últimos 50 años) es la responsable de la decadencia y el descrédito argentino que conforman nuestra actual realidad y las soluciones de “más de lo mismo” que nos imponen han conducido y conducen a más de lo mismo en resultados. Eso significa pobreza, pérdida de oportunidades de empleo, marginación y decadencia.
Lo que necesitamos es salir muy aceleradamente y sin más pérdida de tiempo de esta situación. A diferencia de otros países, nuestra Argentina puede hacerlo!
El terrorismo verdaderamente aterrador está en impedir que esto cambie y en que la crisis de miseria siga estallando por muchos años en los hogares más necesitados.
Nadie medianamente informado niega ya que la base para un progreso rápido y sustentable consiste en reglas de juego que aseguren la más amplia y decidida protección de los derechos a la libertad, la vida y la propiedad con el detalle explícito de asegurar al mismo tiempo la tranquilidad de gozar los frutos del esfuerzo realizado (detalle vital, si los hay).
La creatividad, la innovación tecnológica, las inversiones productivas y sus consecuencias : más y mejor pagos empleos genuinos, son flores delicadas que solo crecen en aquellos lugares (sociedades) que ofrecen las tierras (reglas de juego) más adecuadas.
Nada de esto ocurre en la Argentina de hoy. Mientras otras naciones compiten por los cerebros tratando con esfuerzo de brindar reglas de juego (o lo que es lo mismo, instituciones) atractivas, útiles a la producción, eficientes y simples, nosotros caminamos como de costumbre en el sentido inverso por más que algunos indicadores de corto o mediano plazo parezcan contradecirlo.
La sociedad entera y en especial los desocupados deberían llenar las plazas con piquetes pro libertad, pro propiedad y pro seguridad ya que solo por esa via y con esas herramientas podrán asegurarse un futuro mejor. No hay otra via . Despertemos. El terrorismo de Estado fiscal nos está aniquilando desde hace años, robando nuestras esperanzas, condenándonos a la indigencia de país mendigo y a la vergüenza de ver como otras sociedades a las que antes mirábamos desde arriba, nos van dejando entre la polvareda.