Con acuerdo al resultado de la “superencuesta” de este mes, la mitad del 75,5 % de los ciudadanos habilitados a votar apoyan la idea de otro período presidencial para C. F. de Kirchner.
A grandes trazos y refiriéndonos al apoyo a candidatos presidenciales, la realidad es como sigue: sobre un padrón nacional de 28.853.000 personas, emitieron su voto 21.757.000 (el 75,5 %) de las cuales 777.000 lo hicieron en blanco.
La mitad de los 20.980.000 que eligieron en forma positiva un candidato -10.490.000 ciudadanos- optaron por la Sra. de Kirchner. Eso representa algo más del 36 % de todos los adultos autorizados a votar, teniendo en cuenta que unas 7.000.000 de personas decidieron no presentarse.
Aún suponiendo un alto número de impedidos, viajeros (los residentes en el extranjero no integran el padrón) y fallecidos de última hora, son muchos ciudadanos. Que deben sumarse a los que concurrieron pero votaron en blanco y a quienes anularon intencionalmente su voto. Toda gente que viene demostrando a las claras su desinterés por la cosa pública, su descreimiento para con la dirigencia política, su negativa a avalar semejante representación y en última instancia, su opinión antisistema.
Si nuestra democracia fuese democrática, ese porcentaje de bancas y cargos debería quedar vacante (que “se vayan todos”, literalmente y aunque sea por partes), ahorrando al país los correspondientes gastos no avalados.
Así las cosas, la opinión explícita del 36 % de los adultos ha sido clara: avalaron el presente autoritarismo de fuerte tendencia anti republicana, la violación de la letra y el espíritu -protectores de la propiedad y la libertad- del único pacto social que todavía nos une (la Constitución de 1853) y el enriquecimiento ilícito de funcionarios, “empresarios” amigos, sindicalistas, operadores políticos, Madres, Abuelas, Hijos, Cuñados, Secretarios y otros corruptos exitosos a quienes salvaron por ahora de enfrentar a un Poder Judicial serio y a un Servicio Penitenciario adecuadamente motivado.
Avalaron el robo liso y llano a las AFJP, el manejo sucio de los 500 millones de Santa Cruz, el saqueo de las jubilaciones futuras a la Anses, el uso de las reservas del Banco Central para gastos políticos y la enorme emisión inflacionaria de billetes.
Avalaron el crecimiento del más antidemocrático clientelismo extorsivo, el duro sometimiento de las autonomías federales ahogo/premio financiero mediante y el brutal silenciamiento de pluralismo y denuncias cívicas con la Ley de Medios (Ley Mordaza) en conveniente “tenaza” con la anulación de los contralores institucionales.
Avalaron más Estado deficitario con Justicia genuflexa y una mayor “redistribución” a través de más impuestos, en especial de las retenciones a la renta del complejo agro industrial. Aún sabiendo que el fondo duro y profundo de la palabra redistribuir se encuentra en el tándem inversión – producción eficiente – exportación – buenos empleos y no en el tándem igualitarismo sin mérito – resentimiento – dádiva del capo – promoción de desgracia ajena.
Y cubriendo todo ello con un manto de impunidad, avalaron de manera totalmente irresponsable el presente atajo ficticio de la “fiesta” de subsidios y consumo. Aún sabiendo que cuando implosione víctima de sus evidentes errores, la cuenta indexada y el lucro cesante se harán extensivos hasta nuestros hijos y nietos (no solo los suyos) durante muchos años.
Es sólo un pequeño análisis nocturno a la estadística de este verdadero voto delincuente de casi 4 de cada 10 argentinos habilitados, que puede traducirse en: “la democracia republicana, representativa y federal que marca la Constitución nos importa un bledo. Sólo nos sirve de ella el acto eleccionario, reuniendo como sea la mayoría necesaria para ahorcarla de una buena vez y con su propia soga, porque nos recuerda nuestra propia incapacidad”.
Al cabo una “fiesta de consumo” muy escasa y relativa, por cierto, que remarca la imperiosa necesidad de arremangarse para generar una alternativa diferente, efectiva, inspiradora. Realista y terrenal.
Porque si todos estos avalistas de iniquidades hicieron lo suyo por simple conveniencia circunstancial, como quien elige un par de zapatillas de la góndola en base a precio-rendimiento, queda claro que el camino es aceptarlo y ofrecerle al votante lo que desea: una opción más rendidora.
Más utilitaria. De apariencia novedosa, brillante, más efectiva para el llenado de sus bolsillos y para el rápido disfrute de un nivel muy superior de consumo.
Los capitalistas liberal libertarios sabemos que detrás de nuestra máxima menos Estado, más Sociedad no sólo se alinean una mayor igualdad de oportunidades, cultura del trabajo, justicia, solidaridad y corrección ética. También se alinea el más grande y veloz poder creador de riqueza social que existe: el que generan la libertad y la no violencia.
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