Mayo 2019
Resulta
importante para nuestro país tanto como tonificante para la mente explorar sin
miedo lo disruptivo, lo lateral, lo diferente en materia de teorías económicas
y ordenamientos sociales, sin confundir (cediendo a nuestra pequeña zona de
confort mental /emocional) lo prohibido por genuinamente riesgoso con aquello
que, simplemente, no conocemos o conocemos mal.
¿Estaremos
pensando con claridad, libres de preconceptos inculcados y de emotividades de
estudiantina?
Por
lo pronto, debería ser más obvio para todos que la ética enriquece (no sólo cultural
sino económicamente) y que la racionalidad con inclusión de lo moral como valor
fundante fortalece y asienta en su bienestar a todos y cada uno de los
integrantes de las sociedades que, voluntariamente, deciden enseñar y aplicar
estas guías directrices.
Todo
esto puede ser muy cierto pero ¿dónde se esconden hoy estas virtudes
edificantes? ¿cómo encontrarlas entre el fárrago de temores, amenazas, crisis y
eslóganes de este año electoral? ¿cuál de los trenes es el que no
deberíamos perder esta vez? ¿cuál es el distante pero crucial norte hacia donde deberíamos enfilar la
proa nacional, aprovechando los vientos favorables que siempre existen?
En
definitiva ¿dónde se cruzan, ideológicamente, las más sólidas y puras, las más
inspiradoras y constructivamente poderosas expresiones de la ética racional?
Antes
de proponer una respuesta a estos interrogantes, demos un vistazo políticamente
incorrecto a nuestra realidad nacional, a Mayo de 2019.
A
caballo de los graves desequilibrios cambiarios, inflacionarios y de riesgo
país derivados en línea recta de la estructura productiva argentina votada y
afianzada una y otra vez durante más de 70 años por el pleno de la
centroizquierda, situación que la gestión del presidente Macri no logró hasta
el momento revertir, una fracción demasiado numerosa de nuestra sociedad está
considerando, según encuestas fiables, retroceder hacia el redil populista que
empezamos a abandonar en 2016 y donde en gran medida aún nos hallamos.
Esto
ocurre, más que por los desequilibrios en sí mismos, en virtud de la enorme
presión mediática y financiera de una virtual coalición de oposiciones liderada
por las 3 oligarquías simbióticas que comandaron durante las últimas 7 décadas
el montado de nuestra inviable estructura productiva y del consiguiente crecimiento
de la miseria estructural, en inverso paralelo con su propio enriquecimiento.
Nos
referimos por supuesto a las bien conocidas oligarquías de los pseudo
empresarios (y financistas) prebendarios, de los pseudo sindicalistas
millonarios y de los políticos profesionales ladrones. Algunos de ellos ya convictos
o con causas penales en proceso. Muchos otros inexplicablemente libres a la
fecha de escribir esta nota.
La
embestida de esta poderosa (por los ingentes fondos malhabidos de que dispone) corporación
criminal que gobernó de facto los hilos de la política argentina desde mediados
del siglo pasado, encuentra apoyo en esta ocasión en multitud de organizaciones
sociales pro parasitarias, en punteros, barrabravas, matones, vagos y otros
desocupados, narcotraficantes, mafias de ex agentes de seguridad y jueces
corruptos.
Y
al decir de las encuestas, cuenta con los votos de los idiotas útiles de la
centroizquierda socialista, del gran colectivo de los cínicos que se definen
como peronistas “racionales” y de los totalitarios tirapiedras que vomitan su
resentimiento contra la propiedad privada, el régimen republicano y la mismísima
Constitución Nacional.
Todos
y cada uno de ellos responsables de las gravísimas taras que a lo largo de 3
generaciones afianzaron el hundimiento nacional. Colaboradores activos todos,
sin excepción, del sufrimiento, esclavitud económica y muerte prematura de sus
queridos “humildes” y de ellos mismos, así como de la terrible decadencia
cultural, ética y moral del país.
Con
sus viejos trapos rojos al viento avanzan como un ejército de muertos vivos,
dispuestos a retomar a partir de Diciembre la marcha (por ahora apenas puesta
en pausa) hacia una suerte de chavismo a la criolla.
En
el caso de los dirigentes y cómplices de las 3 oligarquías dominantes, se trata
de desesperación ante la perspectiva de que “se avive -finalmente- la gilada”,
de que su negocio (curro) de 70 años acabe y de que termine alcanzándolos la
larga mano de la Justicia.
En
el caso de la enorme masa o gilada empobrecida que hoy los mira con simpatía, se
trata en cambio de desesperación ante la perspectiva de seguir cayendo de la clase
media a la baja, de la baja a la pobreza dura y de allí a la indigencia.
Se
trata de histeria en grado de negación ante la evidencia de que sus abuelos,
abuelas, padres, madres y ellos mismos se equivocaron propalando y votando una
y otra vez ideas basura y funcionarios imbéciles (cuando no redomados
delincuentes), en contra de sus propios y
directos intereses.
Desesperación
de horror y vergüenza por tener que admitir ante propios y extraños que
sembraron los vientos de las tempestades que hoy cosechan. Que son los
culpables directos de su desgracia; de haber obturado sus propias esperanzas,
las de sus hijos y nietos.
Tras
lo cual, perdidos por perdidos o con poco que perder, se inclinan a apoyar un
modelo francamente ladrón; inmoral, carente de ética y de límites. Vacío
también de esperanzas de progreso; pero uno que al menos les asegure el
sustento mínimo dentro del sistema “todos pobres”, bajo la férula violenta de
un gran Estado mamá.
En
la salida al final del túnel en el que tantos argentinos ciegos embretaron a la
nación, la ética más limpia y desinteresada tanto como la moral racional más
inteligente, eficaz y solidaria se cruzan en el campo de las ideas libertarias.
De la iniciativa económica popular, liberada de dogales y mochilas. De las más
amplias libertades cívicas y de vida. De la estricta no-violencia y de lo
contractual voluntario, aplicados paso a paso a todo el campo de la acción
comunitaria. De economía participativa y eficiencia dinámica empresarial con
función social.
Se
trata del cuerpo de ideas más evolucionado que existe, dejando en el pasado a
todo lo anterior. De lineamientos prácticos desarrollados por décadas por
teóricos de clase mundial que comprenden que la libertad, sin posibilidades
económicas reales, no reviste “atractivo político” o emocional para las
mayorías. Para quienes la “libertad de elección”, de consumo, de búsqueda de la
felicidad y del bienestar familiar… terminan siendo una entelequia.
Ese
es el norte. Por ahora de mediano o largo plazo, aunque se trate de conceptos
de alta civilización, de aplicación inevitable a futuro.
Bueno
sería que la intelligentsia argentina se empapara más en esta ideología
avanzada, promoviendo como vanguardia intelectual los usos y guías que vuelvan
a hacer de nuestro país, en una generación, faro del mundo, ejemplo, meca y
esperanza.
El
contraataque chavista, el enfrentamiento inminente entre civilización y
barbarie implica, lamentablemente, la cuota de responsabilidad necesaria para
dar este año al actual presidente otra posibilidad de hacer lo que no pudo, no
quiso o no supo hacer hasta ahora en las áreas impositiva, laboral,
previsional, de orientación económica y seguridad jurídica.
Pero
también implica el coraje patriótico de apoyar a nuestro aún pequeño Partido
Libertario, a honestos candidatos libertarios a las legislaturas y a todos
quienes con sacrificio de lo personal luchan por llevar adelante estas nobles
ideas, condicionando con su presencia el accionar de las mafias que hoy parecen
dominar la escena.
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