Rebeldía Estudiantil

Octubre 2022

 

No está mal la rebeldía estudiantil.

Lo que deben hacer los adultos inteligentes, especialmente los que practican la docencia y los padres de alumnos, es encauzarla. ¡Hagan lío! pidió el papa Francisco a los jóvenes del mundo.

Tomar un colegio y levantar pasacalles para conseguir el acondicionamiento de algunos baños y mortadela de mejor calidad en un sándwich subsidiado son paradigmas de mente estrecha.

Podría estimularse su reemplazo, ciertamente, por otros de mente abierta que saltasen hacia adelante con igual fiereza, apuntando a metas más ambiciosas. En busca de un modelo de escuela y de país mucho mejor que el que nos condiciona hoy, que empuja a los egresados a emigrar tras sus sueños de oportunidades y modernidad.

Mente abierta hacia una sociedad mucho más abierta. Hacia una Argentina Potencia cuyo entorno de grandes libertades no sólo estimule a los nuestros a quedarse sino que atraiga mentes y capitales de otras partes del mundo.

¡Qué imagen! Mil colegios estatales de pie gritando basta a los sueldos infames de Baradel para  maestros y profesores, a instalaciones obsoletas, a más copas de leche y viandas “gratis” para cada vez más alumnos de padres empobrecidos. ¡Basta! a polvorientos programas obligatorios, adoctrinantes en el atraso y la servidumbre. ¡Basta! a malos docentes y directivos que escalan categorías no por presencia, resultados, mérito o innovación sino por inercia de edad y pérfida burocracia sindicalizada.

Decenas de miles de chicos y chicas de pie exigiendo a sus mayores poner fin a 70 años de decadencia y fracaso educacional público equiparando a todos, en todo el país, en la excelencia y oportunidades que dan los mejores colegios privados. Cambiando ya, con audacia, lo que haya que cambiar para asegurar eso.

Empezando por “privatizar” las escuelas estatales dando a sus cuerpos docentes las más amplias libertades curriculares y administrativas y cambiando en 180 grados el uso del presupuesto educativo de la Nación, pasando a subsidiar la demanda en lugar de seguir haciéndolo con la oferta. Esto es, repartiendo esa inmensa masa de dinero (que representa más por cada alumno estatal registrado de lo que un “privilegiado” paga en un buen colegio privado) en vouchers personalizados para que cada padre elija para cada hijo la escuela de su preferencia, atento a su excelencia a todo orden. ¡Limpia competencia, señoras y señores! Se subsidiaría entonces a las pocas escuelas en las que esto sea imposible por distancia, carencias o falta de escala.

Todo alumno estatal rebelde sabe que en una Argentina Potencia, padres y madres contarían con los medios para pagar por sí mismos no sólo una buena alimentación sino un buen colegio privado para sus hijos, con libre elección de currícula, infraestructura y ubicación.

Y sabe que su rebeldía de estudiante indignado puede servir para hacer que cada vez más padres escalen a esta situación haciendo casi innecesaria, un día, la humillante limosna de una educación pública… del “rico” al “pobre”.

Sepamos que eso se llama capitalismo y que la potencia de su acción es directamente proporcional a la decisión con la que se lo aplica.




Visión Opositora

Octubre 2022

 

¿Tenemos en Argentina algún o alguna estadista? ¿Alguien que pueda guiar con sabiduría y vocación desinteresada de servicio en lugar de tratar de ganar elecciones sumando vivezas y zancadillas para usufructuar del Estado? Estadista es aquel que se adelanta a las necesidades y reclamos de su sociedad mientras que político a secas es quien corre por detrás de aquellas demandas. Por detrás de faltas de previsión y estupideces… ya consumadas.

El fenómeno de gobiernos autocráticos que acceden al poder apoyados por el voto mayoritario encuentra parte de su explicación en estudios que estiman la edad mental promedio de los seres humanos actuales, entre los 13 y los 17 años. Porque la sujeción y sometimiento por parte del poder ejecutivo de los poderes legislativo, judicial y de prensa, característica operativa de las dictaduras, se apoya sin piedad en esa inmadurez popular para trocar repúblicas democráticas en cáscaras vacías al estilo ruso o venezolano.

En esa cuerda, el kirchnerismo que nos gobierna denuncia como oligárquica y contramayoritaria a la independencia judicial garantizada por nuestra Constitución, afirmación que por otra parte vuelve a desnudar la táctica de “proyectar” en sus detractores características que le son propias, como la de ser su nomenklatura (políticos y sindicalistas corruptos en connivencia mafiosa con pseudoempresarios cortesanos) la verdadera Oligarquía Nacional. “Nueva” oligarquía en funciones, como bien sabe todo argentino adulto,  desde el año 1945. Otro atropello conceptual peronista que va en línea con su tradicional pretensión hegemónica, que apeló y apela a emociones básicas propias de aquella inmadurez para clientelizar  idiotas útiles pre-esclavizados a través de un gramsciano adoctrinamiento escolar (y universitario) endiosador del Estado, en provecho de sus líderes. Provecho pecuniario de casta que, merced al desastre de la actual gestión estatal, es cada día más visible. Situación esta última que está forzando un cambio cultural que implica traumáticos virajes individuales desde lo emocional hacia lo racional, a pesar de nuestra edad mental promedio (más baja aún, de seguro, que la mundial).

De seguir así las cosas, dentro de un año habrá quedado definido un nuevo sistema de paradigmas. Y un cambio de poder político que según todo indica interrumpirá nuestra irresponsabilidad adolescente de casi ocho décadas en un giro histórico. Copernicano.

La siempre minoritaria fracción madura, la élite intelectual y cultural de nuestra sociedad debe despertar ya, hoy, antes de las elecciones del ‘23 a la asunción de que dos tercios del comercio mundial, la investigación y el desarrollo globales son impulsados y financiados por compañías privadas, no por gobiernos. Y que esto crece y se consolida cada día con nuevos avances tecnológicos, de IA y cripto informáticos al tiempo que instituciones tradicionales como los mismos Estados, las escuelas, los sindicatos, los organismos supranacionales, las religiones y las familias se ven inmersas en profundas crisis;  en graves replanteos de identidad, modus operandi y razón última de ser.

Nuestra élite opositora debe despertar y elevar a un o una estadista con férreo apoyo, anticipándose a otras sociedades en la tarea de reorientar reglas y consensos en la dirección correcta (como lo hizo nuestra “generación del ´80” con J. A. Roca) para no volver a perder el tren de la Historia.

Debe hacerlo porque la humanidad se encuentra en una transición global hacia un cambio de estándares en lo social y económico: de estatales a no estatales; de políticos a no políticos. De instituciones centralizadas, costosas, muchas veces inútiles y corruptas a  organizaciones privadas descentralizadas, más convenientes y útiles.

Una tendencia histórica gradual pero indetenible desde lo coactivo, impositivo y socialista hacia lo voluntario, libre y capitalista, de la mano de trabajadores, emprendedores y empresarios de nueva generación con nueva comprensión holística y social, apalancados en tecnologías de punta y acuerdos voluntarios más heterárquicos (de redes conectivas horizontales) que jerárquicos (ordenamientos de tipo piramidal).

Un tránsito disruptivo de lo violento a lo no violento, que viene de la mano de jóvenes líderes comunitarios y culturales empoderados en el respeto a (hoy) impensadas libertades individuales y proyectos de vida alternativos, de altísima potencialidad multiplicadora de bienestar.

La oposición al actual régimen, tiene la palabra. Y la responsabilidad de visualizar ya la profundidad de ese cambio. De vincularlo con audacia a los argentinos de manera esperanzadora, en el diseño de una plataforma de gobierno consensuada. Y de seleccionar con verdadera vocación desinteresada de servicio al o a la estadista más valiente y confiable para llevar esas ideas a la práctica.