Libertarianismo

Marzo 2006

A fines del año pasado la Sociedad Rural de Rafaela (Santa Fe) cerró exitosamente su ciclo de formación profesional 2005.
Organizado por el grupo Gama ( Grupo de Ayuda de Mujeres Agropecuarias) y el Ateneo de la entidad, el curso finalizó con una disertación de la Contadora Rosa Pelz Galperín.

El tema fue “Libertad y Crecimiento” y en su exposición puntualizó entre muchas otras cosas que la falta de ambición es lo peor que le puede pasar a una sociedad, ya que hace que las personas queden sumergidas y exigiendo que les den, sin pensar - como nos decían nuestros abuelos- que el pan ha de ganarse con el sudor de la frente.
Expresó su contrariedad al asistencialismo considerando que en la forma en que se lo practica en estos momentos contribuye a hundir a la gente, quitarle su autoestima, degradarla y someterla a los intereses de otros.

Si logramos en cambio generar una incomodidad creativa que le haga sentir a la persona que capacitándose, que haciendo un esfuerzo por si misma va a poder llegar a lo que anhela, estaremos recuperando con ello los mejores valores del ser humano.
Interesante y centrada ponencia, sin duda, proveniente de una mujer de familia (casada, con 46 años de matrimonio y dos hijos), de trabajo y con experiencia.

Lo novedoso de la conferencia fue que la disertante se declaró “libertaria”. ¿Qué es un libertario y en qué consiste el libertarianismo?
Poco conocido en la Argentina, es un sistema completo de principios de gran coherencia que viene creciendo en forma progresiva desde su creación entre los años 50 y 70 por el economista Murray Rothbard (1926 – 1995), un verdadero “hombre bisagra” en la historia de las ideas.
Considerado por algunos expertos y politólogos como la ideología del futuro, avanza sobre todo entre las elites más evolucionadas en muchos países aunque en algunos ya está asomando bajo la forma de fuerza política con vocación de aplicación práctica.
En los Estados Unidos, por ejemplo, el Libertarian Party está presente en 50 estados y con más de 200.000 afiliados constituye la tercera fuerza electoral del país.
Más cerca aún, en Costa Rica, el Movimiento Libertario estuvo presente en las últimas elecciones (Febrero de este año 2006) logrando el 8,4 % de los votos para presidente y el 9 % para su lista de diputados. Los resultados obtenidos constituirán un nuevo desafío para esta joven y muy audaz agrupación.

El sistema libertario pone el acento en la persona humana como individuo único e irrepetible. La minoría más pequeña es la de una sola persona y merece el mismo respeto que otra minoría de cientos de miles o que una mayoría de millones.
El Estado debe reconocer al individuo como ente superior del que deriva toda su autoridad y por tanto no tiene más derechos sobre personas y propiedades que los que cada individuo le conceda.

Puede definirse al libertarianismo (o libertarismo) como un sistema de ley policéntrica de jurisdicciones competitivas. Una organización social espontánea, autónoma, no coactiva; un orden voluntario cooperativo basado en la ética objetiva y universal de la libertad y la justicia rectamente entendida como el derecho individual de propiedad privada. No implica caos, desorden ni salvajismo sino simplemente ausencia de Estado monopólico.
Implica en última instancia la abolición de todas las formas de Estado por innecesarias, peligrosas e indeseables.
Existirían instituciones, leyes y agencias de seguridad, pero no impuestas mediante la violencia. Se trata de una heterarquía o estructura en red, y no de una jerarquía o estructura de árbol.
La esencia de la filosofía libertaria es el principio de no agresión y se aplica en forma estricta a todo el campo de la acción humana.

El principio de la no-agresión del pensamiento libertario es la base de la moral y la ética de la mayoría de las personas comunes que viven de su trabajo con sacrificio, honestidad y respetando los derechos del semejante. Estas personas enseñan a sus hijos a no comenzar peleas o agredir a otros. No engañar, trampear o robar.
Todo lo pacífico es bueno. La violencia es mala.
La sociedad debería dejar en paz a las personas que no han dañado, engañado o forzado a otros entendiendo que el uso de la fuerza es legítimo sólo en contra de los que han iniciado una agresión.
Cada persona puede vivir su vida como le parece tanto si sus elecciones incluyen drogas, sexo libre y ocio como si se opta por el ascetismo, el trabajo duro, el servicio al prójimo o los cultos religiosos más raros siempre y cuando sus acciones no interfieran con igual derecho de sus semejantes, caso que constituiría el inicio de una agresión.
En la política exterior, este principio se traduce en el de la no-intervención y la neutralidad. La guerra debería ser el último recurso de defensa de una nación ante un ataque real y por eso los libertarios se han opuesto tanto a las guerras de Vietnam, Irak o Serbia como al bloqueo a Cuba.

La ausencia del Estado de Bienestar posibilitaría la reinversión productiva de gigantescas sumas haciendo a los países más ricos y a las personas mucho más generosas, humanas y caritativas con los desposeídos e infortunados. La historia prueba que en la medida de la intervención estatal crece la indiferencia hacia el prójimo en la sociedad.

Se entiende asimismo que la moral es una sola y la misma vara debería aplicarse para todos.
¿Por qué si una patota de 10 personas le quita su dinero a 2 transeúntes en la calle se llama robo mientras que 4 millones de personas que se reparten el dinero que quitaron por la fuerza a otras 650 mil se llama “redistribución de la riqueza a través de los impuestos”?
La única diferencia entre un cobrador de impuestos y un ladrón es que el primero opera con una poderosa maquinaria detrás apoyándolo. Sin embargo la escala no cambia la calificación y un sistema basado en el despojo mediante la amenaza de violencia, no puede ser nunca un buen sistema.

En el pensamiento libertario, el valor más importante es la libertad, no la democracia. Por eso protege la sociedad civil, que es voluntaria, en oposición a la sociedad política que es coercitiva y promueve las soluciones de mercado, que son libres, en oposición al intervencionismo, que es obligatorio.
Se trata de la libertad bajo el imperio de la ley, de respetar el igual derecho de los demás de vivir en paz, con gobiernos limitados y mercados libres y abiertos. Es dejar de ser víctimas de tiranos, iluminados y parásitos.

El siglo XX ha sido del poder estatal, de los Hitler, Stalin, Castro; del dominio que surge del fusil. Con el libertarianismo y un poco de suerte, el siglo XXI puede ser el siglo del hombre libre.

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