Febrero 2021
Uno
de los puntos de agenda acordados y firmados durante la última reunión de
políticos de izquierda del Foro de San Pablo (30 de Agosto del 2020), a la que
nuestro presidente asistió, reza en letras de molde: “Empobrecer a la
sociedad para mantener el control social”.
No cabe duda, pues, de que el pobrismo como sistema sigue siendo uno de los nortes del gobierno albercristinista que a todo efecto práctico conduce nuestros destinos desde las primarias del 11 de Agosto de 2019. Tampoco cabe duda de que nunca fue tan fácil como hoy predecir un desastre económico y social en nuestro país, probablemente sin estallido (en virtud de la creciente sovietización de los controles), pero constante en caída de inversiones y empleo privado formal con aumento de la pobreza. Es, precisamente, el objetivo de quienes comandan ese ingenio opresor al que denominamos Estado. Nunca como hoy calzó aquello de “cuanto peor, mejor”: la multicondenada y multimillonaria Sra. de Kirchner, sus títeres y cómplices tienen muy en claro que la emergencia fabricada deberá ser proporcional a la batería de nuevas violaciones constitucionales que el régimen anti republicano que nos rige precisará para perpetuarse.
Al
gobierno no le interesa “levantar las persianas de las fábricas” ni mucho menos
que la sociedad se eduque, innove, invierta, produzca y prospere. Ello
implicaría reales libertades de criterio y elección.
Está a la vista: todas sus acciones desde el día en que asumieron se han orientado en el sentido inverso, profundizando sus anteriores errores para tropezar adrede, otra vez, con las mismas piedras. Una tozudez que va más allá de la incompetencia ignorante que los preside, del insistir en los yerros tras cada golpe de miseria infligida, del jugar con la infantil “transferencia” de endilgarle a los opositores los exactos daños que ellos hacen e hicieron durante tantos años y las malas intenciones que anhelan profundizar. Obcecación que lleva marcada a fuego la intención de perseguir el norte consignado en el primer párrafo de esta nota, sencillamente porque eso conviene; no a la sociedad sino a ellos, a los integrantes de las 3 muy ricas oligarquías simbióticas que parasitan nuestra Argentina: la política, la sindical y la de los pseudo empresarios curro-protegidos de su nefasto capitalismo de amigos. A las que cabría agregar la creciente corpo de los líderes de “organizaciones sociales”, suerte de solución final donde se amontonan sin esperanza muchas de las víctimas de nuestro “camino de los vivillos” anti capitalista de 75 años. Camino que no es más que una fábula para consumo electoral. Un atajo para “piolas” que, partiendo de la riqueza y de un claro destino de grandeza, nos condujo por el brete justicialista a la más humillante decadencia que un país pueda sufrir; relato brutalmente falso, activo tergiversador de la historia y de la currícula docente durante generaciones.
Tres breves citas que condensan con inmensa actualidad el grave problema que se nos impone resolver. Preguntas de la hora argentina que nuestra generación (o al menos su fracción honesta) deberá responderse y testimoniar con premura, so pena de verse obligada a vivir en sumisión feudal, tiranía bolchevique, libanización violenta o… secesión.
Los kirchneristas
plantean de frente y llevan adelante una guerra ideológica y fáctica sin
cuartel, sin reglas, tan fanática como mendaz, en todos los campos.
¿No será tiempo de salir de las trincheras para pasar a la ofensiva? Nos referimos a un contra pobrismo argumental apadrinado por la oposición, apoyado sin miedo en esa mitad del país que conforma la ciudadanía decente y apalancado en el poder económico que todavía sostiene los valores de la propiedad privada, de las libertades personales y de la república garantizados por la Constitución Nacional: cámaras empresarias y financieras, uniones comerciales y profesionales, gremialismos honestos (que los hay), ONG´s, fundaciones de bien, fortunas particulares y hasta organizaciones religiosas pro cultura del trabajo reunidas en una gran Mesa de Enlace de la Argentina productiva. Antes de que este legítimo poder ciudadano de elección de vida quede reducido a cenizas, como ocurrió en Santa Cruz, en Formosa o en Venezuela.
¿No será tiempo de una firme resistencia civil y de una rebelión fiscal bien coordinada que quite la alfombra bajo los pies de quienes dinamitan con absoluto desparpajo los valores sobre los que se construyó nuestra nación? Puede que actitudes como estas sean la antesala de enfrentamientos serios pero son millones quienes los preferirían a la caída definitiva en la ignominia. En la esclavitud y en la intolerancia para con las libertades reales que conlleva la riqueza obtenida por derecha.
Como
también advierte la Historia, por menos atraco fiscal, ruina de clases medias y
sofocamiento de oportunidades de las que ocurren aquí, cayeron guillotinados María
Antonieta, Luis XVI y todo su gobierno.
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