Mayo 2009
El ecologismo, el conservacionismo, el uso de los recursos no renovables en forma sustentable, el rostro humano y amigable con el medio ambiente, en cultura, arte o espiritualidad, la economía al servicio del hombre y de la biodiversidad de nuestro planeta, son todas banderas claramente liberales. Con mayor propiedad aún, libertarias.
Los problemas alimentarios que hoy enfrenta el mundo, las amenazas climáticas con origen en la polución humana, las pruebas nucleares radioactivas, los derrames petroleros, la contaminación de espejos de agua dulce, la deforestación y prácticamente todos los desastres ecológicos, de extinción animal y sobreexplotación de los mares son culpa directa o indirecta de los Estados nacionales. Particularmente de aquellos con sistemas más dirigistas y contrarios al libre mercado. En especial de los regímenes de socialismo comunista, como puede comprobarse en la increíble acción depredadora de Rusia y China sobre sus territorios desde la segunda mitad del siglo XX, sin duda de índole genocida.
Que los Estados y los estatistas han sido la mayor fuente de desgracias humanas a todo nivel, es algo que a esta altura de nuestro camino evolutivo está fuera de cuestión. (*)
¿Se han preguntado porqué las gallinas, los caballos o las ovejas no se encuentran en peligro de extinción, mientras que sí lo están las tortugas marinas, las ballenas o los elefantes africanos?
Muy sencillo: sobre las 3 primeras especies rigen los derechos de propiedad mientras que para las 3 últimas rige el infantil son de todos.
Hablando de elefantes, observemos un edificante ejemplo al paso: diferentes países adoptaron diferentes estrategias con vista a su preservación. Zaire, Kenia y Tanzania, por caso, optaron hace unos años por lo convencional: los elefantes son de propiedad pública y se los protege con decisión (y aplauso de grupos verdes), con todos los gastos que ello implica a cargo de sus contribuyentes. El resultado de este accionar es…que se siguen extinguiendo. Hay ahora menos de la mitad de los elefantes que había al momento de tomarse la “opción estatista”.
Botswana y Zimbabwe, en cambio, adoptaron la estrategia inteligente: la mejor para los elefantes, no para los burócratas. Aquí el gobierno vendió en propiedad las manadas a los consejos tribales regionales y a particulares (con derechos de caza y de percibir cánones de cazadores y otros por cada animal utilizado). Y el resultado “liberal” obviamente, fue espectacular: la población de elefantes aumentó rápidamente. Por la misma razón por la que no se extinguen las vacas a pesar de su utilización intensiva como alimento humano.
¿Cuál creen que hubiese sido la opción tomada por Hugo Chávez, Néstor Kirchner, Fidel Castro o Evo Morales? Si. Adivinaron. Los hundimientos de pueblos, economías y ecosistemas nunca son casuales.
La tecnología actual posibilita acciones que antes hubieran sido de difícil implementación. El riesgo de extinción de las ballenas azules, por ejemplo, puede conjurarse mediante el expediente de adjudicar derechos de propiedad a empresas que administren el recurso mediante su explotación racional. Podría ser con fines conservacionistas o meramente utilitarios. Como sea, el objetivo del empresario será siempre aumentar sus planteles, mantenerlos sanos, bien alimentados y electrónicamente protegidos de balleneros piratas y furtivos. A su costa. Sin corrupción posible.
Si las selvas amazónica o filipina no fueran tierra fiscal concesionada sino vendidas en propiedad absolutamente privada y negociable (sin discriminación a extranjeros), la deforestación dejaría de ser un problema planetario. Las valiosas especies arbóreas quedarían protegidas de incendiarios y depredadores oportunistas a costa de los particulares, ya que la supervivencia de la empresa con su finca comercial incluido el recupero de la inversión inicial, dependería del uso racional del recurso, de la replantación constante y del manejo científico de la valiosa biodiversidad de la que es poseedora. Nadie trabaja para perder su patrimonio. Antes bien para incrementarlo en beneficio de su descendencia (¡y de la humanidad!), para lo cual el afán de ganancia oficia de poderoso estímulo. Descontando, como en el ejemplo anterior, que “explotación comercial” es un concepto tan amplio como para incluir… a un grupo de filántropos que aporten capital privado con el sólo objeto de preservar y permitir visitas de turismo ecológico, entre muchas otras posibilidades que el ingenio humano liberado de impuestos y bloqueos mentales nacionalistas podría crear.
Si en lugar de tanto estatismo imbécil nuestra república y otro centenar de naciones hubiesen determinado la propiedad privada del subsuelo, como hicieron algunas sociedades más perspicaces, el cercano agotamiento de recursos como el petróleo más la crisis energética no estarían en la agenda actual.
Los incentivos para la exploración, extracción y administración económica del recurso (cualquier recurso valioso) hubieran forzado un derrotero histórico totalmente diferente. El mercado siempre orienta, a través del precio libre, tanto la demanda racional cuanto la oferta de sustitutos o la creación de “reservas” de distinta disponibilidad, estimulando la investigación, el avance de nuevas alternativas comerciales y la máxima tasa de conservación o nueva prospección posible compatible con el crecimiento económico deseado por cada actor. Algo que el intervencionismo estatal jamás pudo ni podrá hacer. Porque los actores son unos 6.500 millones.
Argentina sería hoy, desde luego, una potencia productora y exportadora de petróleo, gas, oro, plata, aluminio, piedras preciosas, cobre, agua dulce, tungsteno y muchos otros recursos que hubieran estado al servicio de la riqueza de nuestra población, en lugar de dormir a la espera de la obsolescencia vía el desarrollo de sustitutos y nuevas tecnologías operativas.
El tema excede el espacio físico de esta nota pero la habilitación y el respeto de los derechos de propiedad, son el principio y el fin. El alfa y el omega del bienestar humano y ambiental.
Los ecologistas de mentalidad madura ya lo comprendieron. Los verdes antiglobalización adscriptos a la izquierda troglodita y al nacionalismo discriminador, aún no.
(*) http://www.libertadynoviolencia.blogspot.com/ artículo “Estado” de Julio 2008
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